
14 abril, 2025
Ocurrió en agosto de 1990 durante el encuentro “La experiencia de la libertad” organizado por la revista Vuelta y transmitido por Televisa. El escritor Mario Vargas Llosa, de cuya muerte se informó el domingo, acudió como invitado a una mesa moderada por el escritor Enrique Krauze, y pronunció allí una de sus frases más conocidas: “México es la dictadura perfecta”.
Ante el estupor de los presentes, principalmente del escritor mexicano Octavio Paz, el peruano pidió que no se le considerara un mal invitado por lo que iba a decir.
“Yo quisiera comentar brevemente la brillante exposición de Octavio [Paz]. Él dice que en la descripción que hice de la transición hacia formas abiertas de sociedad de América Latina él no encontraba el caso de México, y al describir el caso de México, en cierta forma tengo la impresión que ha exonerado a México de lo que ha sido la tradición dictatorial latinoamericana”, comenzó su reflexión.
“Espero no parecer demasiado inelegante por decir lo que voy a decir. Yo no creo que se pueda exonerar a México de esa tradición de dictaduras latinoamericanas. Creo que el caso de México, cuya democratización actual soy el primero en celebrar y aplaudir como todos los que creemos en la democracia, encaja dentro de esta tradición con un matiz que es más bien el de un agravante. Yo recuerdo haber pensado muchas veces sobre el caso mexicano con esta fórmula: México es la dictadura perfecta”, dijo, en un momento en que el Partido Revolucionario Institucional (PRI) aún conservaba el dominio político del país.
Ante la mirada atenta de Paz —quien recibiría el Premio Nobel de Literatura dos meses después— Vargas Llosa añadió: “La dictadura perfecta no es el comunismo, no es la URSS, no es Fidel Castro. Es México, porque es la dictadura camuflada de tal modo que puede parecer que no es una dictadura, pero tiene, de hecho, si uno escarba, todas las características de la dictadura: la permanencia, no de un hombre, pero sí de un partido, un partido que es inamovible”.
Vargas Llosa volteó a ver a Octavio Paz y continuó su argumento, en este caso sobre el papel que los intelectuales representaron en los gobiernos del PRI: “Un partido que concede suficiente espacio para la crítica en la medida en que esa crítica le sirva porque confirma que es un partido democrático, pero que suprime por todos los medios, incluso los peores, aquella crítica que de alguna manera pone en peligro su permanencia”.
“Una dictadura que, además, ha creado una retórica que la justifica. Una retórica de izquierda para la cual, a lo largo de su historia, reclutó muy eficientemente a los intelectuales, a la inteligencia. Yo no creo que haya en América Latina ningún caso de sistema, de dictadura, que haya reclutado tan eficientemente al medio intelectual, sobornándolo de una manera muy sutil: a través de trabajos, a través de nombramientos, a través de cargos públicos. Sin exigirle una adoración sistemática, como hacen los dictadores vulgares. Por el contrario, pidiéndole más bien una actitud crítica, porque esa era la mejor manera de garantizar la permanencia de ese partido en el poder”, mencionó mientras Paz tomaba notas.
El escritor mexicano había ocupado el puesto de encargado de negocios en la embajada de México en Japón durante unos meses en 1952, y posteriormente, de 1962 a 1968 fue embajador en India en los gobiernos de Adolfo López Mateos y Gustavo Díaz Ordaz.
“El público quedó estupefacto”, contó en 2012 Enrique Krauze en un artículo en Letras Libres, en el que recordó que la súbita salida de Vargas Llosa del país tras sus palabras fue atribuida por muchos como debida “a un berrinche presidencial o a una desavenencia con Paz”. “No hubo tal. La frase quedó en la memoria mexicana, como una estocada de antología”, señaló.
Tras hacer su reflexión, Krauze agradeció mucho al peruano su “intervención valiente” e intentó introducir un matiz al llamar al sistema mexicano una “dictablanda”, lo que enojó a Paz, quien en su réplica reprochó el uso del término.
“Me gustaría hacer una pequeña rectificación, por amor a la precisión intelectual. Yo hablé de un sistema hegemónico de dominación, porque, como escritor y como intelectual, prefiero la precisión. No se puede hablar de dictadura. Mario Vargas Llosa habló de dictaduras militares, así comenzó su intervención. En México, es un hecho: no ha habido dictaduras militares. Y agregué: pero sí hemos padecido la dominación hegemónica de un partido. Esta es una distinción fundamental y esencial”, dijo.
“Todo lo demás que ha dicho Mario Vargas Llosa es motivo de discusión, sin duda. Pero sí hay que dejar muy claro que, en México, hemos tenido un sistema de dominación hegemónica de un partido. Eso —querido Enrique Krauze—, tampoco es ‘dictablanda’ ni dictadura. Es un sistema peculiar, y no único de México sino de otros países”, agregó.
“La dictadura no era tan perfecta”
Los señalamientos de Vargas Llosa provocaron un profundo malestar en la clase gobernante, e incluso en la asamblea del PRI, realizada poco después, se le dedicaron sonoros silbidos al escritor, a quien se calificó como “imprudente” y se le acusó de “tener una lengua más rápida que su cerebro”.
Años después, en marzo de 2011, el peruano aseguró en una conferencia que se había equivocado: “Creo que me equivoqué porque la dictadura no era tan perfecta, la prueba es que la dictadura al final se transformó en democracia, una democracia todavía imperfecta, desde luego, como lo son todas las democracias latinoamericanas”.
Y dos años más tarde, en el marco de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara de 2013, dijo al periodista Roberto Zamarripa del diario Reforma que se alegraba de haberse equivocado.
La frase, sin embargo, acompañó al escritor durante toda su vida, porque la pronunció en un contexto en el que las fuerzas políticas y sociales de México empujaban un proceso de transición democrática tras las cuestionadas elecciones de 1988 —por las que llegó a la presidencia Carlos Salinas de Gortari—, que desembocaron en la creación del Instituto Federal Electoral (IFE), antecedente del actual INE y eventualmente en la alternancia en el 2000 con el triunfo del panista Vicente Fox.
En marzo de 2018, durante una entrevista en Aristegui en Vivo, Vargas Llosa dijo que le preocupaba que pudiese ganar las elecciones presidenciales Andrés Manuel López Obrador, porque representaba un regreso al “populismo” que tendría consecuencias negativas no solo para México, sino para América Latina.
“Que no venga un retroceso” en México
“México es un país que ha avanzado, con todos los problemas enormes que tiene. Ha avanzado desde la época de la dictadura perfecta. Hoy en día es un país mucho más democrático. Las elecciones, por ejemplo, son mucho más democráticas de lo que eran antaño. Ha habido unos progresos económicos que, por desgracia, no han alcanzado al conjunto de la población, pero ha habido unos progresos económicos indiscutibles”, dijo.
“Yo creo que esos avances, por pequeños que sean, son muy importantes, y conviene que se siga avanzando a partir de ellos, y que no venga un retroceso —y menos un retroceso radical— con las consecuencias trágicas que ha tenido, por ejemplo, en Venezuela”, advirtió, al tiempo que consideró que un sector de la izquierda mexicana es próximo a posturas populistas.
“Yo quiero mucho a México, tengo muchos amigos mexicanos y creo ser consciente de la importancia que tiene México para el resto de América Latina. Sería verdaderamente trágico si esos avances en la democracia que ha hecho México —que pueden ser insuficientes, desde luego— se vieran ahora seguidos por una regresión que devolviera a México a los tiempos de la dictadura perfecta. Yo creo que eso sería verdaderamente trágico, no solo para México, sino para toda América Latina. Y por eso me atrevo a hacer estas críticas”, dijo entonces.
En esa entrevista con Carmen Aristegui, el Premio Nobel de Literatura 2010 consideró que en México tendría que existir una segunda vuelta electoral y propuso “una gran alianza de las fuerzas democráticas para enfrentar a López Obrador”.
“Yo creo que el tiempo de la dictadura perfecta quedó atrás, afortunadamente. Ha habido ocurrencias diversas, por supuesto, pero lo que representó en un momento dado la dictadura perfecta ya no existe. Esa ya no es una realidad. La gran diferencia es que hoy en día sí hay elecciones libres en México, por ejemplo. Antes, en la época de la dictadura perfecta, no las había. Las elecciones eran una especie de ritual que se llevaba a cabo cada ciertos años, pero en realidad sabíamos perfectamente quién era el candidato designado y quién iba a ser elegido. Eso no ocurre ahora”, dijo.
Vargas Llosa criticó la gestión del expresidente Enrique Peña Nieto, la que calificó como “absolutamente fracasada” por la violencia imperante en el país.
Trump, una “desgracia” para Estados Unidos
También se refirió al presidente estadounidense, Donald Trump, quien se encontraba a la mitad de su primer mandato: “Donald Trump es una desgracia para Estados Unidos y para el mundo entero, por la influencia enorme que tiene Estados Unidos sobre el mundo. Es un personaje populista. Creo que es un populista prototípico, que no tiene la categoría intelectual necesaria para ser presidente de Estados Unidos, que actúa de una manera precipitada y muchas veces irresponsable, sin darse cuenta de que las cosas que ocurren en Estados Unidos, o que Estados Unidos protagoniza, tienen reverberaciones en todos los rincones del globo”.
Se refirió a la guerra arancelaria que emprendió entonces: “Tiene unas medidas proteccionistas que está tomando, que han creado en Europa un verdadero escándalo. Unas medidas que son completamente chapuceras, porque solo logran enemistar a Estados Unidos con Europa Occidental, es decir, con sus aliados naturales, a los que les crea problemas económicos muy serios. Si prospera esta política proteccionista de gravar de una manera muy severa las importaciones de acero, a España le significa un problema económico muy serio”.
“[Con] ese gravamen da la impresión de que esas cosas las hace de una manera completamente irresponsable, sin calcular las consecuencias que tiene para el propio Estados Unidos”, sentenció el escritor.
En esa entrevista no fue la última vez que Vargas Llosa habló de su icónica frase sobre México. En 2019, ya durante el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, dijo al diario Reforma que veía al tabasqueño como la “resurrección” del PRI y que “la dictadura perfecta” podría estar de regreso.
“No era tan perfecta, porque finalmente la dictadura desapareció, pero lo que es terrible es que vaya a resucitar, ¿no? Porque yo tengo un poco la impresión de que López Obrador es como la resurrección del PRI que formó parte de su juventud”.
En respuesta, López Obrador consideró que el peruano era un “gran escritor”, pero que en lo político había “involucionado”.